Con atónito leí ayer por la tarde que alguien podía entrar en la cárcel porque un día le dió por sustituir en un edificio oficial la bandera legal, por una republicana.
La noticia, en muchos medios, enlazo a El Pais.
El delito de ultraje a la bandera, es algo realmente arcaico y que debería desaparecer de cualquier tipo de código penal (o civil, lo que sea), es un residuo del franquismo, del que hemos heredado tanto bandera como monarquía. Sólo desde un espíritu nada democrático se pueden penalizar este tipo de comportamientos.
Salvando todas las distancias, en EEUU nadie va a la cárcel por quemar su bandera ni nada por el estilo (y ahí no hay discusión en torno a si debe ser una u otra), incluso alguien puede llamar de todo lo imaginable a su presidente, como Michael Moore a Bush, y no pasa nada. La libertad de expresión siempre debe estar por encima de 'intocables'.
Uno de mis imborrables recuerdos de estas vacaciones, fué una charla nocturna con mi hija sobre la monarquía, ella comentándome que porque esos no trabajaban... si, la monarquía es un resto de la edad media, algo fuera de sitio en un mundo moderno y que pretende ser más justo.
Admiro el valor de este señor, Jaume d'Urgell, dispuesto a pasar 105 días de cárcel para mantener abierto este debate.
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