Tal como era previsible, la consulta ciudadana sobre la reforma de la Diagonal se ha quedado en nada.
Por mucho que se empeñó el ayuntamiento en divulgar dos propuestas de reforma, no sólo la falta de concreción de muchas lagunas, sinó las mentiras y la falta de un plan general de movilidad en la ciudad, ha llevado al alcalde a darse en los morros con la respuesta de la ciudad.
Si, votó poca gente, poco más del 10%, pero la respuesta ha sido casi unánime: que no se emprendan obras faraónicas, ninguna de las dos propuestas a tener en cuenta, casi el 80% de los votos han sido de rechazo.
La primera reacción del alcalde ha sido la de cesar a su mano derecha, al primer teniente de alcalde, pero yo me pregunto, si con todo el empeño personal del alcalde, y con todas las chapuzas impulsadas desde su batuta, basta con eso. Creo que él debería ser el primero en decir adiós.
Aún con todo, es destacable que en un tema tan trascendental para la ciudad, se haya optado por consultar y no por imponer. Por más que hayan empleado malas artes, es un buen paso.
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