Leo con gran sorpresa un titular en El Mundo: Aznar reconoce que su gobierno bajó la guardia ante la amenaza fundamentalista. En el epílogo de sus memorias de los 8 años en el gobierno. El libro se presenta hoy, y saldrá a la venta este jueves.
En ese epílogo, hay varias frases que no tienen desperdicio, que copio del mismo artículo:
“Quizás los propios éxitos conseguidos en la lucha contra ETA en los últimos años nos han llevado a bajar la guardia ante la amenaza fundamentalista. Y quizás hemos inducido a confusión acerca del posible papel que nos corresponde en la lucha contra el terrorismo, como si los españoles hubiéramos aceptado participar en ella a cambio de ayuda en la batalla que estamos llevando a cabo en nuestro territorio”.
“Respeto, como no podía ser menos, a todos quienes de buena fe se sintieron preocupados –y pueden sentirse aún hoy- ante la posibilidad de que el Gobierno, y yo mismo, mantuviéramos apartada del conocimiento del público algún tipo de información. Considero además que esta desconfianza es indicio de una sociedad madura, más consciente de su propia fortaleza de lo que algunos suponen”.
La verdad es que hay cosas que me sorprenden. Me sorprende un cierto aspecto autocrítico en estas afirmaciones, cuando Aznar en toda su trayectoria no ha sido nada propicio a admitir errores. Y me sorprende mucho también que tras la polémica de la semana pasada con el ministro del interior y su predecesor, afirme aunque en tono de duda, que bajaron la guardia ante la amenaza islamista (yo en realidad creo que nunca la tuvo subida, si nos vamos al símil pugilístico). Claro que se queda en la duda, y no en admitir que eso fué claramente un error suyo, de su gobierno, no valorar el peligro añadido que nos daba la participación seguidista de los EEUU en la guerra de Irak.
Y también es significativo que admita como madurez de la sociedad que hubiera desconfianza tras el 11-M y el día de reflexión, con el gobierno y su información. Al margen de que ocultaran o tergiversaran información o no, yo comparto la valoración de que dudar de la versión oficial es un signo de madurez democrática de nuestra sociedad.
Aún así, valorando este tibio aspecto de autocrítica que choca mucho con la política seguida por el PP tras los atentados de Madrid, creo que se queda muy en la superficie, aunque estos hechos fueran la gota que colmó el vaso, hubo muchas cosas antes que fueron llenando ese vaso, y sorprende que no haya ninguna reflexión sobre sus mentiras acerca de los motivos de la guerra y su sumisión a los EEUU. Aunque admito que debo esperar a conocer más del libro para poderlo valorar más ajustadamente, creo que se queda más en la justificación que en admitir sus errores.
PS: añadido 4/5 a las 09:00.
Enlace al PDF del epílogo en El Mundo.
Algunos extractos.
Datos de la presentación del libro también en El Mundo.
Curiosa esta referencia al partido del odio... por más que lo pienso, sólo se me ocurre el PP.
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