Ahora hace un año recibí un sms (supongo que debe estar guardado en el móvil que tenía entonces) de una muy buena amiga, donde fiel a su forma de ser y a la relación que tenemos, me dijo unas cosas muy claras, sobre alguien muy cercano a mi. Siempre he preferido las verdades a la cara, por mucho que a veces puedan ser dolorosas. No era el caso, nada de dolor, simplemente acabar de dejar claros unos hechos, y actuar en consecuencia.
A nadie nos gusta que nos tomen el pelo, nos tengan por tontos o por idiotas, y al mismo tiempo, yo asumí sus palabras, las enormes dudas sobre la sinceridad de la persona cercana a mi se materializaban más. Ya no eran dudas enormes, eran las pruebas de las mentiras, cuanta razón tiene el dicho ese: 'se coje antes a un mentiroso que a un cojo', y así fué, y mi reacción consecuente, si algo ya de por si no funciona, y encima ves mentiras, para que seguir?
No se me derrumbó nada, simplemente era la prueba necesaria para poner punto final a una historia sin futuro, completar la cuadratura del círculo, y pasar página, cerrando un capítulo.
Entre la incredulidad y la certeza de las mentiras, saqué mis conclusiones, tomé mis decisiones y sólo quedaba el momento de hablarlo, lo dejo para mañana.
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