Hoy día de protagonismo de los niños y la mona en Catalunya, he llevado a mi hija al museo del chocolate de Barcelona, una exposición sobre la historia de su introducción, su proceso de elaboración y muchas muestras de las tradicionales monas de chocolate de esas tan espectaculares que vemos en la tele y en algún escaparate. Sin ser ninguna maravilla, es algo curioso y que está bien.
Me olvidaba... Enlazando con las primeras preguntas de las cinco del viernes, la historia de las monas se remonta al siglo XV, y las tradicionales eran de una masa redonda, y tenían un huevo por cada año del niño, e iban sujetas por dos tiras de masa en forma de cruz. Y se acababa la historia cuando el crío hacía la primera comunión. Estas son las monas que recuerdo del pueblo de mi padre. Pero una anécdota divertida que me pasó con las de chocolate, fué que mi padrino nos regaló a los tres hermanos un gran huevo de chocolate a repartir entre los tres, y la mitad del huevo era de chocolate blanco y la otra mitad de negro. Como a mis hermanos les gustaba más el negro, hicimos un trueque, yo cambié mi parte de chocolate negro por las suyas de blanco, y obviamente, salí ganando, pero no solo en chocolate, sinó con el empacho que pillé de tanto chocolate!
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