Lástima de cámara de fotos. Y es que ayer en la oficina, en la pared frente a la máquina del café, había posado un enorme mosquito. Pregunté a toda la gente a ver si alguno por casualidad tenía aquí su cámara digital para inmortalizar el momento, pero no hubo suerte. Las dos chicas del departamento se negaron a verlo, no fuera que el bicho despertara de su letargo y empezara a dar vueltas y se acercase a alguna.
Total, que con un periódico le di el golpe de gracia, y adiós pequeño monstruo de unos 6 centímetros.
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