Este domingo acabó un ciclo de consultas populares por la independencia de Catalunya, con la pantomima del referendum en Barcelona.
Y digo PANTOMIMA así con mayúsculas, porque es cualquier cosa menos algo serio. Se veían venir unos resultados de participación nefastos, y cambiaron según sus necesidades sus propias reglas del juego.
Querer comparar la participación con otras consultas, con otros planteamientos, cuando el procedimiento es tan diferente, es demencial, de tratar a la gente como idiotas, pero es lo que llevan tiempo haciendo. Que vota poca gente? En lugar de pensar en si hay que informar más y mejor, alargamos el tiempo de votación, instalamos en la calle en sitios concurridos sitios para votar, y lo hacemos durante varios fines de semana.
Y por si fuera poco, igual que se hace en todo tipo de consulta electoral, a la gente que viendo un 'tenderete' se aparta y decide ir por otra acera... ahí se le acerca el oportuno 'encuestador', cual pedigüeño de las cuestaciones contra el cáncer. Al final seguro que mucha gente ha acabado votando por aburrimiento y que le dejen en paz, aunque yo no.
Y lo describo tal como lo he vivido, no una, sinó varias veces. Este domingo al lado de mi casa, otros sábados yendo al mercado... Eso si, de nuestros problemas del día a día, como tantas veces, no dicen nada.
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