Algunas veces de la forma más inesperada, me llevo algunas pequeñas pero muy agradables sorpresas. Este domingo, sin más, un día normal, a la playa con mi hija, y cuando llegamos y dejamos nuestras cosas, sin apenas tiempo para nada, un par de abuelos que estaban delante nuestro, nos hablaron...
Nos decían lo mucho que había crecido ella, que nos veían desde que ella era bien pequeña y que se habían fijado porque tenían una nieta de una edad muy parecida a mi hija. Si, normalmente aunque estemos rodeados de mucha gente en las grandes ciudades, nos podemos encontrar muy solos, como si no tuviéramos a nadie alrededor.
Me pareció una situación muy graciosa, de hecho, casi siempre vamos al mismo sitio, y no es raro ver caras más o menos conocidas de otros años, pero rara vez pasa de una mirada fugaz. Aún siempre yendo yo a mi bola, admito que estas cosas me gustan y me son muy agradables.
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