No es nada raro que de vez en cuando nos encontremos con noticias de incidentes más o menos serios en China, donde el ejército reprime con dureza distintas protestas. Hace unos cuantos meses, la brutalidad en el ocupado Tibet, ahora ha tocado a una región de la que yo nunca había oido nada, con los uigures.
Sin tener la más remota idea del fondo del problema, del motivo de las protestas, pero con la seguridad que da el ver como son tratadas otras comunidades, tengo muy claro que muy mal lo hacen los dirigentes chinos, cuando es el ejército el protagonista. Ayer del orden de 150 muertos, hoy no se sabe aún.
Cuando un ejército lo usa un pais contra su pueblo con esta violencia, tengo la convicción y seguridad de que muy mal lo hace quien recurre a esta abusiva violencia. Ninguna protesta al ser reprimida, merece una violencia tan desmesurada. Sólo desde el mayor desprecio a las personas se puede llevar a cabo algo así, y son los que deciden, los únicos culpables.
Si el precio al creciente desarrollo chino debe ser permitirles esto, muy mal lo va a seguir haciendo toda la comunidad internacional. El respeto a las minorías siempre debe ser un principio básico, y me niego por principios a creerme ninguna versión que justifique barbaries de este estilo.
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