Con la historia de los regalos, se está llegando a un punto en que el esperpento es completo. Ver a la alcaldesa de Valencia primero negar haber recibido regalo alguno del cabecilla de la trama actual, para acabar diciendo que todos 'reciben' (curiosa aparente autoexclusión) y moviendo bien el ventilador a ver si alguien la cree, repartiendo supuesta mierda.
Porque en lugar de negar lo evidente no se dedican a buscar y plantear un código ético aplicable a todos?
Dentro de lo inadmisible, lo que tampoco es muy entendible, es que se puedan filtrar interesadamente tantos datos. Tenemos derecho a conocer, si, pero no me gustan las filtraciones.
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