He ido a votar y la verdad, sin más convicción que fuera un voto que no cayera en un saco vacío de partidos que no logran representación. La elección, nada fácil, ya que ninguna de las candidaturas me convencía, así que opté por lo menos malo y que no fuera mayoritario.
Lo que si me fijé es en el efecto que han conseguido intentando prohibir los símbolos contra la guerra en estas elecciones, ya que vi en mucha gente pegatinas y chapas contra la guerra e incluso una que se ha visto un poco últimamemente de 'Guerra Nunca Mais', uniendo dos de las cosas que más han movilizado a la gente en los últimos tiempos. Incluso un miembro de una mesa, iba con su chapa contra la guerra. Suele pasar, cuanto más se intenta esconder o prohibir algo, más nos rebelamos en contra de esa prohibición.
Anoche nuevamente cacerolada convocada por las organizaciones que llevaron el peso de la campaña contra la guerra, para recordar que hoy día de las elecciones municipales y en otras comunidades también autonómicas, la gente tuviera presente algo que ha marcado estos últimos meses. Un nuevo éxito, y tal como he oido en un programa de humor esta mañana en la radio, como si hubiésemos puesto música de fondo al cutre festival de eurovisión.
Ahora sólo queda esperar a ver los resultados, y sin duda lo más significativo será caso de producirse, el cambio de signo en Madrid, tanto ciudad como comunidad. Ojalá se produzca, y al PP se le tengan que bajar mucho los humos, y a ver si en este caso Aznar pierde puntos en sus dosis de testosterona tan machista y se queda ya necesitado de Viagra.
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