Ya hace más de 10 años, recuerdo que derribaron en Montjuich una de las piscinas en las que había aprendido a nadar de pequeño. En esa ocasión, la justificación era para las olimpiadas. Recuerdo con cierta nostalgia y tristeza las imágenes de su voladura, pocos recuerdos tenía de esa época, pero el de esa piscina, era uno de ellos, y de las muchas horas vividas allí.
Hace unos días, comenzó el derribo de otra piscina de Barcelona, la que se ve en la imagen (no he encontrado otra mejor en mi rápida búsqueda), la de Foch i Torres en el barrio del Raval. Como esta era cubierta, era donde iba en la época invernal a aprender a nadar. En esta aprendí a nadar, y en la otra, fué donde completé por primera vez, y tengo no se donde un diploma que lo acredita, con 5 añitos los 50 metros de la piscina olímpica. Recuerdo lo mucho que me costó acabar esa distancia, el esfuerzo y la monitora cerca, animando, pero sobretodo, la satisfacción de llegar al final, en la parte más profunda, esa a la que le teníamos todos algo de miedo por su oscuridad del agua, tal vez eso me estimuló a querer llegar al final. El premio, aparde de un diploma un tiempo más tarde, el aplauso de otros padres y compañeros, y sobretodo, la satisfacción de haberlo completado.
Saber que estas piscinas ya no existen, aunque entiendo que deban desaparecer para ser remodeladas o porque por dejadez o lo que sea, se convierten en un peligro, me entristece, son pequeños recuerdos que tengo de una época, y saber que ya no existen esos sitios, o ver como se derriban, no lo voy a negar, alguna lágrima se me ha escapado viendo alguna imagen.
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