Arafat consiguió casi hasta sus últimos momentos una unidad de un pueblo oprimido y perseguido, llamado muchas veces camaleón por adaptarse a nuevas etapas, ha conseguido durante años simbolizar la lucha de un pueblo, desde los episodios más oscuros de guerra, guerra sucia, terrorismo, hasta el salto a las negociaciones y su concesión del premio Nobel de la paz.
El futuro que espera al pueblo palestino, por más que Israel (y Sharon en particular) le hubiera marginado y apartado tanto como pudo, no es sin él necesariamente más esperanzador. La división entre facciones más y más radicales, creo que poco pueden ayudar en su causa.
No voy a entrar a valorar su persona, ni sus hechos, sólo me limito a afirmar que ha muerto hoy un líder de un pueblo, todo un símbolo de una lucha.
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