Un fin de semana bastante distinto, y una semana distinta. Para empezar, hoy despertarme, y tras asomarme al balcón, ver como está nevando en Barcelona. Pero si digo una semana diferente, es precisamente porque esta semana no estoy en mi piso, sinó en mi antigua casa, la madre de mi hija se iba unos días fuera, y la niña quería que yo fuera allí en lugar de venir ella a mi piso.
Para mi toda una ilusión tenerla casi toda la semana en pleno, llevarla cada día a la escuela, y la verdad, ayer tarde y noche, antes de que se durmiera, todo un cachondeo, no recuerdo haberme reido tanto con ella en mucho tiempo, y un momento que estaba hablando por teléfono, ella imitando mis gestos y siguiendo con las risas, y esta mañana, despertarla con la noticia de que está nevando, de lo más bonito. Pero claro, las prisas para que se vistiera, y mi falta de costumbre en preparar sus cosas ya han provocado mi primer olvido: su carpeta donde ayer estuvimos preparando las restas que tenía que entregar. No se ha enfadado, y supongo que mucho habrá influido el hacer el camino de casa a la escuela bajo la nieve, un camino divertido, aunque en la zona no haya cuajado, algunos coches si tenían algo de nieve acumulada. Varios días más por delante con ella, sólo puedo decir que a buen seguro seguirán siendo divertidos como ya han sido estas primeras horas con ella. Y llegando luego al trabajo, ver la montaña del Tibidabo blanca, una imagen poco habitual. Claro que también hace justo un año, por estas mismas fechas, también nevó aquí.
No acaba aquí nada, un sábado genial, no podía ser de otra forma, yo ya muy animado, y rematando el día con la cena en casa de Shak y Erykah, presentándonos su casa, y con la compañía de buda y K, Betty, Caty y Elena. Unas horas geniales, muy divertidas, como siempre que nos vemos. Ya pronto serán 4 años los que hace que nos conocemos, y es una gozada ver que tras este tiempo seguimos entendiéndonos tan bien y disfrutando de tantos y tantos momentos.
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