Soy un verdadero adicto al café. Todos los días, tras levantarme, lo primero que hago es prepararme mi tazón de café expreso, un tazón de café con leche, pero con café solo, bien cremoso, y lo acompaño con algo para desayunar, dependiendo del tiempo que tenga. Así empiezo bien los días. Incluso días que me duermo, no salgo de casa sin mi café.
Pero hoy no ha sido así. Sonó el despertador, y seguí un rato dormitando en la cama, hasta que me di cuenta que era demasiado tarde, y no estaba solo yo, me quedaban 20 minutos hasta la hora a la que quería salir, y eso es muy poco tiempo... Así que muy a mi pesar, tuve que renunciar a mi café. A toda prisa afeitarme, vestirme, despertar a la niña, ayudarla a vestirse, preparar sus dos bocatas, controlar que nada se me olvidara hoy...
Y si, en tiempo récord lo conseguí, sin ir corriendo por la calle, incluso pudiendo comprobar como el Tibidabo sigue bajo ese fino manto blanco de ayer. Eso si, una vez ya en el trabajo, con mi manía de llegar temprano a todas partes, me notaba un poco como sin engrasar. Primer café, pero no ha bastado, ya estoy con el segundo, a ver si consigo despejarme del todo. Lo pienso fríaamente, y digo, si me hubiese tomado el café en casa, 10 minutos más tarde en el trabajo, que tendría de malo eso? Realmente nada, no hubiese llegado 5 minutos antes de la hora de entrada... y teniendo en cuenta que tenemos horario flexible, tenía aún media hora más de margen... Si, me gusta llegar temprano a los sitios, y soy hasta capaz de renunciar al café matutino por eso. Vale la pena?
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