Sigo con la segunda parte del tema que inicié la semana pasada. Esta vez dedicado a las personas que me han decepcionado en mi vida. En algunos casos las decepciones lo han sido menos por esperadas y previsibles, en otras muy grandes por no esperármelas.
Algunas de las decepciones, las he visto venir, de lejos, situaciones que no me convencían, como una por ejemplo vivida en una red hace ya bastantes años. Hubo una división entorno a si la dirección la llevaba sólo uno e imponía sus condiciones o era algo consensuado. Y dimos un sonoro portazo para largarnos a otra, con alguien que nos apoyó y abrió sus puertas, pero varios éramos los que sabíamos que ese apoyo y esas facilidades un día u otro se iban a volver en contra nuestra, ya sabíamos que nos traicionaría por sus propias ambiciones, como volvió a pasar. Fué más que una decepción, la confirmación que alguien no era de fiar.
Con relaciones personales, pues me han pasado cosas parecidas, algunas amistades, al principio muy bien, pero al poco tiempo, ir viendo cosas que no cuadran y ya me anticiparon que no todo iba a ser como al principio. Dejas de confiar cada vez más y el final de separación absoluta es inevitable. Algo que me ha dejado huella, es lo que podría definir como lealtad. Y no hay para mi nada peor que alguien en quien confías, a quien le transmites confidencias, en un contexto, al cabo de un tiempo, por otros intereses, las tergiverse y las vuelva contra ti, dándoles un sentido muy distinto, y ya en ese terreno, por supuesto contando mentiras. Casos así me he encontrado varios, y lo malo es que tampoco hace tanto volví a caer del mismo modo, confiar demasiado en alguien, y que luego te sean tan desleales como para utilizar lo más absurdo y fuera de sitio en contra. Mi mejor lección con esto, es ser tajante, con gente así, que obviamente hacen daño, pues cortar por lo sano.
Cuando más te implicas con alguien, mayor puede ser la decepción, o almenos así lo he visto yo. Ya me pasó con mi primera novia, que fué una decepción de las que vi venir, que tras un tiempo de estar juntos muy bien, fuí viendo que no era el tipo de relación que quería, hasta que le puse fin. El problema vino luego, como ella se lo tomó muy mal, por más que me entendiera, empezó a cargar contra mi incluso dentro de mi familia, metiendo cizaña contra mi incluso con mi madre. Puedo entender que una persona se sienta mal, pero esto no es más que una demostración de que efectivamente mi decisión de dejarla era adecuada, alguien con tan poca lealtad y con ese grado de traición, pues no me merece nada. A pesar de todo, años después, por problemas que hubo en su entorno, necesitó mi ayuda, y se la di, aunque tras eso tampoco la he vuelto a ver ni ganas.
El mayor problema para mi, a pesar de lo que he comentado, ya no es sólo la falta de lealtad o lo que se pueden considerar traiciones, sinó la mentira, la falta de sinceridad. Ahí debo reconocer que me han colado varios goles. Normalmente no me fío de entrada de la gente, suelo tener como una armadura, una barrera para poder filtrar lo que me da buena impresión de lo que no, y por lo que he vivido creo que es mejor así, mucha gente no es clara o no le veo buen rollo, y prefiero tener un filtro previo. Puedo perderme gente maja e interesante, es cierto, pero algún criterio debo tener, no? Puede que mi fallo sea que una vez pasado ese primer filto, me abro demasiado y me fío demasiado, y es aquí donde más daño he recibido y dos veces en poco tiempo, por la falta de sinceridad de dos personas. Una por decir demasiadas mentiras, y montarse un mundo fantasioso, donde nada era lo que parecía y que al cabo del tiempo para mi ese castillo cayó.
Lo peor, es que tras esa 'caida', me creí más fuerte y prevenido, pensé que no me volverían a engañar, pero no fué así, tras esta historia otra peor, aunque con un principio muy distinto y prometedor, ahí me sentía al principio mejor, pero no me fijé en las señales que me ofrecían dudas, seguí confiando demasiado, y así fué como iba recibiendo día tras otro pequeñas bofetadas, hasta que vi claramente la falta de sinceridad y la voluntad de querer ocultar los problemas reales y di el portazo. Lo peor vino después, la falta de lealtad por la otra parte, de meter cizaña contra mi en mis amistades. Y ahí fué cuando dije, ni amistad ni nada, alguien que se comporta así para mi es despreciable. Y lo cierto es que estos comportamientos no los esperaba de esta persona, por lo que ha sido una de mis mayores decepciones.
Pero junto a las decepciones de algunas personas, también debo decir que he tenido grandes alegrías con otras, lo que son verdaderas amistades, donde con disputas incluidas, pero siempre con la sinceridad por delante, he podido construir grandes amistades, algunas de ellas se pueden dar por aludidas porque leerán esto. Otras no son de este mundillo, pero existen igual, son esa gente que aunque tengas poco contacto, cuando te ves, no necesitas ni 5 minutos para estar al corriente de todo, es esa sintonía con los amigos que tanto cuesta encontrar y tanto vale la pena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario