Estos días se han cumplido los dos años de la firma del pacto que llevó en Catalunya a una nueva mayoría tras 23 años de un mismo gobierno. Muchos lo vieron como un anticipo de lo que podía pasar en el resto del estado. Era una novedad importante, un cambio que abría muchas expectativas, y como tal, desde el primer momento fué ya víctima de ataques desde muchos frentes, por verlo como un 'peligro' para otros sectores, unas posibilidades de un cambio real que podía ser realmente importante, sirva como ejemplo esta viñeta que ya publiqué hace dos años:
Y tras estos dos años, que valoración puede tener? Yo le doy un aprobado justo. Por un lado, la gran metedura de pata de Carod, que dió paso a su salida del gobierno, y abrió las puertas a muchos más ataques no sólo al tripartito, sinó que sigue siendo un elemento utilizado por el PP y otros en contra incluso de Zapatero. Por otro lado, que la primera prioridad haya sido el nuevo estatuto, ha empañado y dejado muy escondidos muchos pasos buenos del gobierno, razón por la que Maragall quiso hacer una remodelación del mismo para poder dar mucha más relevancia al conjunto de la acción de los consellers, eforma que incluso fué vetada desde su propio partido. O la solución al hundimiento del tunel del metro en El Carmel. Que ha quedado de ese 3% y de la transparencia?
En cuanto a políticas sociales, mucho se ha empezado a hacer, pero poco se sabe, ahora por ejemplo se ha planteado un proyecto a largo plazo sobre transporte público, donde se primará y mucho el ferrocarril frente al automóvil, algo que me parece genial, y así se pueden citar muchas más cosas.
Pero una cosa que he ido escuchando y leyendo últimamente en muchos sitios y de varias voces, es que en Catalunya se persigue a quien no habla en catalán, incluso llegando a decir algunos que se multa a quien no lo habla o que hay 3 millones de habitantes bajo el miedo. Poco se puede decir tan alejado de la realidad, lo malo es que hay quien se lo cree. Y esto se afirma como si fuera algo del tripartito, cuando arranca de una norma del anterior gobierno en que se obliga a que los productos que se venden aquí, estén etiquetados en catalán. Basta con pasarse por cualquier tienda para ver que no se cumple, no entraré en si debe o no ser así, pero esa es la realidad, nadie es perseguido por hablar en castellano.
Y cambiando de tema, y para mantener el buen humor, esta semana recomiendo mucho el extra de El Jueves, con su DVD de regalo, con una peli sobre las historias de la puta mili, no lo he visto entero, aunque parezca un contrasentido, no he tenido tiempo todavía de acabarlo de ver por más que siga en casa de baja.
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