Lo pensaba desde el jueves, debía convocarse una cacerolada igual que se hizo contra la guerra. No se ha convocado, pero la ha habido, impresionante. He empezado a oir ruidos de la calle, y era eso, una nueva cacerolada, como hicimos contra la guerra. No podría comparar una y otra, pero la verdad es que el ruido ha sido muy fuerte, y mi impresión es que había más gente en los balcones.
No se si es sólo como repulsa al brutal atentado, o además se le añade la disconformidad por la confusión informativa que han propiciado algunos ministros.
Lo que se ha vivido hoy, aunque no lo apruebe por completo, de protestas por la política informativa del gobierno, es inaudito, nunca visto en el pais. Y realmente, la situación vivida estos días es también excepcional, y creo que pocos políticos han estado a la altura que se requería. Si es necesaria la mayor firmeza frente a unos atentados tan miserables como esos, también es necesaria la calma para afrontar la situación del mejor modo y no alimentar odios.
Este mediodía, ha habido una primera víctima de ese odio en Pamplona, un policía ha matado a un panadero que se negaba a poner un crespón negro en su establecimiento. Espero que no sea algo que vaya a más, y este clima de crispación no vaya a más.
Las elecciones de mañana han quedado empañadas de sangre, y su resultado estará en parte condicionado por esto, pero aún así, nos guste o no el resultado, deberemos aceptarlo todos. El atípico día de relexión no debe ser un punto de partida para aumentar la crispación. Ruedas de prensa de candidatos y portavoces, entrevistas en la prensa...
Las primeras detenciones relacionadas con los atentados, son motivo de alegría, y abren la puerta a poder saber quienes han sido los culpables, y en eso, la labor policial ha sido muy buena, pero no quita ni tapa los errores del ministro del interior de no dar las teorías basadas en pruebas, sinó en valoraciones. Y por eso, creo que debería dimitir ya mismo el ministro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario