Lo que empezó siendo un mal fin de semana cambió por completo para mi. Y la verdad llegó un punto en el que me preocupaba un poco, ya que la noche del sábado teníamos que encontrarnos un buen grupo de amigos para celebrar que se casa nuestra amiga buda, y sólo me faltaba no estar de buen humor para la noche. Pero a veces pequeños detalles me hacen saltar del letargo y así fué también, de modo que me presenté ya con la mejor de mis sonrisas.
Salvo pequeños detalles, todo fué muy bien, como siempre es un placer reencontrarse con buenos amigos, gente que nos hemos conocido por estos mundillos, y aunque nos veamos poco, siempre es genial. Meses preparándolo, para que al final todo saliera bien, con pequeños retrasos por ciertos despistes (no miro a nadie) pero sin duda, un día muy bueno y agradable para todos.
Aunque me acosté tarde, el domingo me desperté temprano, no dormí más que unas 5 horas, y sin nada de sueño, algo raro, pero supongo que sería la sensación de bienestar, de pasar unas horas muy agradables con buenos amigos. Y para culminarlo, por la tarde, me llama mi padre para decirme que en su zona está nevando, para que echara yo un vistazo por si por mi zona también nevaba, que sabía las ganas de la niña de ver nevar de nuevo. Y así era, también nevando. Todo fué vestir rápido a la niña, abrigarnos, y a pasear un poco bajo la nieve. Sin ser una nevada fuerte por la zona donde vivo, muy cerca del mar, la niña lo pasó en grande, y pude hacer alguna foto como la que puse ayer.
Hoy con un frío intenso, al salir de casa se veía en el mar una nube, de aquellas que si hay un modelo de foto de una nube de tormenta, sería una foto de esa nube. Era una imagen preciosa, viendo como el sol empezaba a salir y el contraste de esa nube con el resto del cielo completamente limpio y sin otra nube a la vista. Ya en el camino al trabajo, ver la montaña del tibidabo con un leve manto blanco ha sido un buen broche para estos días.
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