A veces pasa, por más que deseas algo y lo buscas, nunca encuentras el día para ese ansiado reencuentro. En algún momento lo preparas incluso con un poco de antelación, pero no hay forma, siempre sale a última hora un imprevisto, y no hay nada que hacer.
Un día todo está a punto, ya sales y vas hacia el sitio de encuentro, y de repente, una llamada y otro imprevisto. Tampoco podrá ser hoy. Lamentos, mala suerte, otro día será. Hablamos más, que tenemos que encontrar el momento de nuevo.
Volvemos a hablar, descartamos un día, va a haber problemas, pero es algo que por más que deseas ese reencuentro, tampoco te agobias, vas haciendo, y así, casi con el tiempo justo, de repente cuando menos lo esperas, suena el teléfono, puedes ahora? Pues si, con el tiempo justo, y marchando :)
Cuando tienes ganas de ver a alguien, son ganas mutuas, no hay obstáculo a la hora de la verdad, puede que no sea en el momento deseado, incluso que se retrase, las circusntancias que nos rodean no siempre ponen las cosas fáciles, pero el momento llega, poder compartir ese rato que tanto deseas, volver a sentirte tan bien compartiendo tantas cosas, con esa complicidad que se da desde el primer momento, ese entenderse casi sólo con pronunciar una palabra.
Siempre es la voluntad de uno (o de dos, o de varios) lo que importa, puede haber problemas, pero sólo esa voluntad y no acomodarse en la justificación de problemas, permite tener esos placeres a veces tan complicados como compartir un tiempo con una persona muy querida. A veces me he acomodado mucho en mi vida y me he perdido ocasiones de este tipo.
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