martes, enero 25, 2005

Parece que aún fue ayer

Pensando en un título para este escrito, me vino a la cabeza una canción de Los Suaves, y la veo muy adecuada, aunque el contenido difiere mucho de la canción.

No se lo lejano que queda en el tiempo este recuerdo. Pero en mi mente está como si fuera hoy mismo, cuando ella me explicaba como un sencillo hecho tal que tomarse un café con leche y un cigarrito puede llegar a ser desternillante.

Ella se despertó temprano, mucho antes de la hora normal, y como no podía volver a conciliar el sueño bajó a la cocina y se preparó su tazón de café con leche. Un momento de relax en sus días, un momento de tranquilidad y paz, acababa de hablar con él, y estaba de buen humor. Así de simples son las cosas, al ir a sacar un cigarrito del paquete, con toda su gracia y habilidad natural, fueron varios los cigarrillos los que cayeron en la taza, dejando esos agradables tropezones de tabaco a pesar de retirar los restos. No sabía si renunciar a ese café con leche y cigarrito o no, a fin de cuentas esta vez el tabaco le llegaba por el estómago, y ya lo dicen, el tabaco es perjudicial, pero parece que esta vía es menos peligrosa.

No recuerdo si finalmente acabó tomándose ese café con leche y tropezones de tabaco o se preparó otro, pero si recuerdo cuando me lo contó por teléfono. Estuvimos riendo mucho rato, desvariando con el tema, hasta que llegó un punto en el que entre tanta carcajada, tuvo que colgar, ya que no podía más con sus risas.

Recordar estos momentos, ese buen humor al afrontar las situaciones más ridículas, y sobretodo, poderlas compartir, es algo que siempre me fascinó en ella. Creo que por eso, ella también consiguió en mi que le contara algunas de mis situaciones también ridículas, y que nos riéramos juntos tantas y tantas veces, porque no hay nada más sano que el buen humor y no tener miedo al ridículo.

No hay comentarios: