Algunos recuerdos son realmente especiales, y el de este sábado, es realmente de los buenos. Empezamos como suele pasar, que si, que no... tenía que venir a cenar a casa el viernes, pero a última hora prefirió cambiarlo al sábado, y casi me vino mejor, así pude comprar el mismo día algunas cosas para hacer una de mis cenas favoritas.
Nada de mucho trabajo, cosas simples, charlas agradables y divertidas, salir un poco al balcón, y la dejé sola un rato mientras yo estaba por la cocina dando los últimos toques. Cena tranquila, relajada, buen ambiente, un poquito de música de la mía de fondo, una vela perfumada encendida... Ella eligió el postre, y también era una buena delicia recubierta de chocolate.
Tras el café, subí un poco el volumen de la música, un concierto de hace justo una semana de mi grupo favorito, y ella esta vez no me dijo nada de cambiarla, era un día muy especial, se notaba en el ambiente, y así se puso en una canción que recuerdo muy bien, a seguir primero con el cuerpo su ritmo, y a la siguiente ya se levantó del sofá para bailar un poco. No se si fué a la siguiente canción, o la que vino luego, quiso también que lo hiciera yo con ella, y no me pude resistir, entre la música y ella eran una combinación casi perfecta.
Estuvimos un buen rato así, hasta que nos volvimos al sofá, riendo, hablando... Sólo recuerdo cuando ya de madrugada, bastante tarde, nos despertamos allí tumbados, y nos fuimos a la cama. Por la mañana unas buenas sonrisas para empezar el día, preparé nuestro desayuno. Espero que pronto tengamos otro fin de semana tan bonito.
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