El tribunal supremo argentino ha confirmado la nulidad de las leyes de punto final y obediencia debida que ampararon a los dictadores argentinos y sus secuaces en la cruenta represión. Han sido declaradas anticonstitucionales.
Sólo puedo alegrarme. Por más que piense que llegan muy tarde, y algunos de los implicados difícilmente por edad llegarán a recibir un castigo real como merecen, es motivo de satisfacción saber que no hay lugar para la impunidad.
Ver a gente como Videla responder ante un tribunal, será un mínimo, pero importante acto de justicia para con tantas y tantas víctimas que provocó la dictadura en Argentina.
Lástima que finalmente en Chile, Pinochet sólo vaya a ser juzgado por evasión fiscal y no por sus crímenes.
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